maravillosa juventud se halla en nuestra vieja Europa y que fue tan tiernamente arrullada en mi entonces poderosa madre patria. Además, aparte de este parentesco común, hay otro factor que a pesar de encarar una diferencia aún mayor, continuará uniendo sus intereses y los nuestros. Mucho más preciosa para nosotros que inclusive el desarrollo de la vida humana es la corona que la ennoblece y, esta noble corona de vida para ustedes y para mí, descansa en el nombre «cristiano». Esta corona es nuestra
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